Por Alejandro Reyes (@AReyesAnalisis) | Periodista Polímata y Analista de Tendencias

Señor Alcalde Jaime Andrés Beltrán, permítame ser brutalmente honesto: mientras usted enarbola la bandera de «Bucaramanga Avanza Segura» y su programa «Defendamos Bucaramanga»

Hay una manzana en el corazón de Cabecera que se burla a carcajadas de sus eslóganes. Cuadra Play, ese infame cuadrilátero de la rumba, no es un simple lunar en su gestión; es el espejo roto donde se estrella cualquier pretensión de orden, la crónica viva de un fracaso urbanístico y de una alarmante abdicación de autoridad que ocurre, día tras día, noche tras noche, bajo sus narices.

 

Esta no es una diatriba nueva, Alcalde. Es la síntesis necesaria de múltiples advertencias que se han hecho desde esta tribuna, observaciones críticas que han desnudado, una a una, las capas de negligencia que envuelven a este sector. ¿Recuerda las 72 horas de luto de hace apenas unos días? Mientras un ciudadano moría decapitado por la desidia de cables asesinos en Campohermoso, otro, el ingeniero Jhon Jairo Gamboa Ojeda, era masacrado en el asfalto de Cuadra Play, víctima de la violencia que florece en el terreno fértil del descontrol que su administración parece incapaz –¿o renuente?– a erradicar. Ambas muertes, aunque distintas, gritan la misma verdad: el abandono urbano, en todas sus formas, mata.

 

La víctima murió decapitada por

 

Hablemos claro de ese «control urbanístico real» que brilla por su ausencia en Cuadra Play. Lo que allí prolifera no es el comercio ordenado, sino una metástasis de bares y discotecas donde cada casa, cada garaje, se ha transmutado en un expendio de licor y ruido, sin que la Secretaría de Planeación mueva un dedo más allá de sellar unos planos iniciales. ¿O acaso existe un plan secreto para convertir Cabecera en una república independiente del desorden donde el POT es solo una sugerencia decorativa?. La transformación de «Cuadra Picha» a «Cuadra Play» fue un simple cambio de maquillaje sobre un rostro carcomido por los mismos vicios.

 

Y qué decir de la farsa de los «gastrobares», esa genialidad semántica que permite a antros de alto consumo operar bajo la apariencia de inocentes restaurantes. ¿Quién fiscaliza esta mascarada, Alcalde? ¿Se conforman sus funcionarios con la carta de presentación, ignorando la transfiguración nocturna que convierte estos locales en epicentros de la borrachera, muy lejos de la licencia que ostentan? Esta «noche transfigurada» es el monumento a la laxitud regulatoria.

Luego está el sainete de los horarios de rumba. Se emiten decretos uniformes, como si un restaurante familiar tuviera el mismo impacto que una discoteca para mil almas.

¿No es esto una admisión tácita de incapacidad para implementar un control diferenciado, inteligente, que premie al cumplido y castigue al infractor? La propuesta de «horarios particulares» parece ahogarse en la burocracia o en la falta de agallas para implementarla, mientras el caos horario alimenta la anarquía.

Pero el capítulo más bochornoso, señor Alcalde, es el del «teatro de la inacción policial». Sus agentes patrullan Cuadra Play, sí, pero ¿con qué fin? ¿Contar las botellas que se empinan en plena vía pública, violando el Código Nacional de Policía ante sus propios ojos? ¿Tomar nota del aroma a marihuana que impregna el ambiente, como denuncian los ciudadanos y confirman los informes sobre este «foco de consumo de drogas»?. La pasividad de la fuerza pública frente al consumo de licor en la calle y la permisividad generalizada son el abono perfecto para que la violencia escale, para que las riñas se conviertan en tragedias. ¿Es Cuadra Play un territorio con fuero especial, una zona de sacrificio donde la ley es solo un chiste?

A esta hora, unidades de Tránsito de Bucaramanga, personal de la Policía y  funcionarios de la Secretaría del Interior realizan un operativo en la zona  de Cuadra Play, dirigido a motocicletas y

No nos venga con excusas, Alcalde. Ni la complejidad del problema, ni la herencia de administraciones pasadas, ni la supuesta falta de recursos justifican el espectáculo dantesco que ofrece esta manzana. Los «operativos» esporádicos son placebos, fotografías para la galería que no curan la enfermedad de. Bucaramanga exige, y usted tiene el deber de proveer, soluciones reales, no simulacros.

Es hora de que su administración se quite los guantes de seda y actúe con la contundencia que la situación amerita:

 

  1. Honestidad Urbanística Brutal: Dejen de jugar a la galería. O se regula Cuadra Play con la mano de hierro que exige una zona de altísimo impacto –lo que implicaría medidas draconianas de control y mitigación–, o se hacen cumplir las licencias existentes al pie de la letra, lo que significaría el cierre de la mitad de los establecimientos que hoy operan en la ilegalidad funcional.
  2. Desenmascaren a los Falsos «Gastrobares»: Ordene a su Secretaría de Planeación que salga a la calle, que haga su trabajo no solo al inicio, sino de forma permanente. Revoque sin contemplaciones las licencias de aquellos que estafan al sistema y a la ciudad.
  3. Que la Policía Deje el Desfile y Empiece a Policiar: Exíjale a su Comandante de Policía que el Código Nacional se cumpla en Cuadra Play como en cualquier otro rincón de la ciudad. Cero tolerancia con el consumo de alcohol en la vía pública. Cero tolerancia con los ambientes que incuban el microtráfico y el consumo de drogas. ¡Que se sientan la autoridad y la ley, no la anomia!
  4. Recuperen el Espacio Público: Las aceras y calles de Cuadra Play no son terrazas VIP de ningún negocio. Son de los ciudadanos. ¡Devuélvanlas!
  5. Implementen Soluciones Reales, no Aspirinas: Dejen de lado los paños de agua tibia. Si se habla de gobernanza especializada para zonas de rumba, que sea con poder real y presupuesto, no otra mesa de trabajo para la foto.

Instalarán Puesto de Mando Unificado en Cuadra Play para controlar riñas

 

Señor Alcalde Beltrán, Cuadra Play es hoy por hoy el termómetro de su capacidad de gestión, el símbolo de su voluntad –o de su falta de ella– para imponer el orden y hacer cumplir la ley. Cada noche de desenfreno tolerado, cada incidente violento, cada queja ciudadana ignorada, es un clavo más en el ataúd de la confianza pública. Bucaramanga lo observa y espera. Y francamente, Alcalde, lo que se ve desde esta manzana de la discordia no inspira ni seguridad ni mucho menos la sensación de que la ciudad «avanza». Por ahora, Cuadra Play es su legado más visible, y sus cimientos, lamentablemente, son de desidia, desorden y una peligrosa indiferencia. Actúe ahora, o la historia de su alcaldía quedará manchada por la anarquía de una sola cuadra.

 

 

 

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